Sal de mi cabeza,
del dolor ya fui testigo
no persigas mas las andanzas
de un verdugo de si mismo,
de un mendigo.
Sigo las leyes del viento,
primero hacia el norte,
luego que no importe.
En un solo movimiento
despejo los rayos,
el frio, todo lo que no se mueva.
Invoco en tus sueños la eterna noche.
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