viernes, 22 de enero de 2010

Esta chica tiene una forma de escribir impresionante.

Elogio a la muerte.

Amanece un día tranquilo
tras el precipicio de tus sabores,
las verdes palabras,
calmadas por el viento de tu pestañear,
acogen mi cuerpo estéril,
clavado... mirando el sol nacer...

Mi vida, grabada en el tronco
del viejo árbol que me incita a morir,
se agita levemente si te veo.
Ya no puedo correr, saltar, escapar,
me agoto a cada segundo
y sin embargo sigue amaneciendo...

Vuelven a atacar mis cuervos,
vuelven a destrozar mi cuerpo
llevándose mi alma lejos,
al borde de los cimientos... .

No puedo evitar llorar,
desperdiciar otro rato más,
pero ya no queda nada,
sólo quedarse y esperar.
Y mirar el tiempo correr,
que vuelva el amanecer...

Vuelven a atacar mis cuervos,
vuelven a destrozar mi cuerpo,
llevándose mi alma lejos,
al borde de los cimientos
¡Un cadáver!
Que te espera a través
del espejo de los sueños,
matando a los cuervos,
quieto...
Pues no me queda nada más
que quedarme y mirar
como va pasando el tiempo
que pasa en tu pestañeo,
que sentarme y apreciar
el leve contoneo
del árbol de mi vida, si,
el que me incita a la muerte,
o quedarme y esperar
que los cuervos inunden
mi mente,
que no sea más que un ente inerte
y que me lleven el alma
con su vuelo, el vuelo de tus pensamientos,
al borde de ese precipicio
que sin previo aviso,
envuelto en una oscuridad
deforme,
te traga, te consume...

Pero este día parece tranquilo,
las palabras todavía no
son paja, siguen verdes,
amanece lentamente...
los cuervos esperan impacientes,
pero todavía no vienen.

La oscuridad toma forma,
pero solo para observarme,
pues me tiene ganas:
me acecha, me ha tenido
muy cerca, pero solo cerca...
Agoto mi falsa existencia
mirando al frente
escuchando el silencio
(castigo infrecuente),
esperando que entres...
Esperando volver a verte.


Gema Pérez Pérez.

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